Los
contenidos del MEVyT ofrecen instrucciones para aprender y construir ideas en
torno a la formación de los pequeños en el núcleo familiar.
El
gusto por escribir es una buena costumbre que ayuda a recordar lo que se tiene
que hacer o aclarar y lo que se quiere realizar, resalta el módulo titulado Para enseñar a ser, del Modelo de
Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT), producido y editado por el
Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).
Dirigido
a quienes tienen interés en el conocimiento, la crianza y la educación de niñas
y niños, el módulo compuesto por un libro, revista y cuaderno de ejercicios,
establece en su contenido que para poner límites es necesario: usar la
observación y la inteligencia, respetar y adaptarse a la edad, pensar que los
límites no son para siempre, pues deberán cambiar de acuerdo con la edad de las
niñas y los niños.
Las
niñas y los niños pequeños necesitan, para vivir en armonía, aprender que hay
cosas que pueden hacer y otras que no, es decir, que hay límites. Para poner
límites se requiere usar el afecto y la firmeza, definirlos claramente y
respetarlos; de manera simultánea, organizar el tiempo para que jueguen lo que
quieran, solos o con otros niños, como que puedan salir a correr y jugar al
aire libre.
Asimismo,
propone instrucciones para aprender y construir ideas en torno a que los
menores puedan jugar, gatear, caminar o correr sin encontrar a su paso objetos
con los que puedan tropezar o caer.
“A
través del juego exploran el mundo, aprenden a solucionar problemas, como por
ejemplo: buscar cómo poner la tapa a un frasco y cómo hacer para jugar con el
mismo juguete que otro niño quiera. Esto hace que desarrollen su mente, sus
emociones y su cuerpo”, se subraya en el módulo consultado, como la revista Para leer, disfrutar y aprender un poco más,
de la serie Educamos desde el principio
que, en conjunto, conforma el módulo Para
enseñar a ser.
Explica
que la manera en que las personas adultas se relacionan con los pequeños es muy importante para que puedan
sentirse bien. Necesitan que las personas adultas que los cuidan les demuestren
cariño y respeto para aprender a ser cariñosos y a respetar a los demás. Para
convivir en armonía, los infantes requieren aprender que hay cosas que pueden
hacer y otras que no, es decir, que existen límites.
“Las
niñas y los niños leen lo que dice la cara y el movimiento físico de las
personas jóvenes y adultas. Ellos sabrán si algo las molesta, preocupa o entristece,
aunque no se les diga”. Es más, “el sentimiento de estar a gusto por parte de
la persona adulta hace más fácil la comunicación con las y los pequeños y
consigue que estén contentos”, argumentó.
Un hogar sin violencia,
Nuestra vida en común, Ser padres y La relación de nuestros hijos e hijas, son otros módulos del MEVyT del
INEA, cuya propuesta educativa apoya al módulo Para enseñar a ser.
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